Cuando las cosas hacen mal
hay que ceder,
al menos hoy
no pienso en otra cosa que crecer.
Cuando lo dije tus lágrimas rodaban,
y mi paciencia se terminaba.
Yo nunca quise lastimarte,
y nunca quise que desangraras,
nunca te rogué que me amaras.
Las cosas se fueron dando,
pero yo seguía rodando,
mi interés no aparecía
y tus ilusiones crecían.
Yo nunca quise lastimarte,
y nunca quise que desangraras,
nunca te rogué que me amaras.
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