martes, 1 de junio de 2010

Del diario de María, aún embriagada por el vodka y el placer.

Cuando no tuve nada que perder, lo recibí todo.
Cuando dejé de ser quien era, me encontré a mí misma.
Cuando conocí la humillación y la sumisión total, fui libre.
[...]
Yo no quería salvar a la humanidad, ni a él, ni a mí misma; simplemente estaba allí.
El arte del sexo es el arte de controlar el descontrol.

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