martes, 5 de octubre de 2010

En el pecho dos médanos eternos y en los ojos un cielo transparente


que miraba detrás del sol serena y furiosamente.

Quizás sepan que tenía una eterna compañera
que reía y se entregaba desnuda sobre la arena
que volaba cuando estaba en algún sueño,
para despertarse dentro de su dueño,
al que le daba su amor
hermosa y salvajemente 

No hay comentarios:

Publicar un comentario